“Ser guardia de seguridad es un empleo muy difícil, pues es poner en riesgo mi seguridad para defender a las personas y el espacio donde trabajo”, estas son las palabras de Betty Vásquez una ibaguereña de 53 años, quien desempeña su labor como guardia de seguridad desde hace 10 años, de los cuales 4 los ha trabajado en el barrio Centenario, específicamente en la biblioteca Soledad Rengifo.
Sobre su vida laboral, Betty con un tono de voz suave pero con mucha seguridad dice que no ha sido víctima de discriminación de género, sin embargo ha tenido algunos obstáculos, como aquella ocasión en que uno de sus superiores se mostró en desacuerdo al enterarse que el nuevo guardia de seguridad iba a ser una mujer, pues esta persona pensaba que si la guardia era una mujer, los delincuentes iban a robar más fácil la empresa, a causa de una visión estereotipada del rol femenino. “Algunas personas creen que por el hecho de ser mujer no voy a desempeñar bien mi trabajo y la realidad es que a veces yo hago mejor el trabajo que otros compañeros hombres, las mujeres somos más responsables” cuenta esta guardia de seguridad.
Una mujer con el arma bien puesta
Por: Luisa Talero-Juan Diego Arenas
Una pequeña entrevista:
Las mujeres como Betty ejercen empleos poco convencionales o que son estigmatizados en la sociedad, por creer que el género femenino es el sexo débil y por ello no deben trabajar en ciertos trabajos que son asociados únicamente para que los hombres los ejerzan.
La señora Betty es una mujer blanca de baja estatura, robusta, tienes unos ojos cafés y aunque su mirada es muy seria, después de una gran sonrisa deja ver su lado amable. Muchas personas al verla por primera vez con su uniforme y sus armas de dotación pensarán que es difícil socializar con una mujer tan seria, pero la realidad es que después de conversar con ella se ve lo agradable que es y su actitud positiva que resalta en su personalidad, por algo es tan querida y conocida por muchos de los vendedores ambulantes del centenario y funcionarios de la biblioteca.
Betty no toda la vida se ha desempeñado en su labor de guardia de seguridad, pues en el año 2000 fue una empresaria y administradora de una fábrica, donde manejaba 15 almacenes de calzado con más de 20 mil cajas anuales de mercancía. Después de 4 años de arduo labor en la zona comercial, las ventas empezaron a bajar y se dio una situación económica crítica, dejándola sin un trabajo estable. Un año después se le presenta la oportunidad de tomar un puesto como guardia de seguridad en Cortolima , trayéndole muchos beneficios económicos y garantías laborales como comenta con un aire de tranquilidad a lo que manifestó recordando “gracias a este trabajo logré dar la primera cuota de mi casa, pagarle la universidad a mi hija y ver por mi madre más de 10 años”.
Una anécdota que Betty recuerda con orgullo pues sabe que realizó su trabajo de manera correcta, es aquel día trabajando en el cual, mientras laboraba para Cortolima en horas de la madrugada, vio por las cámaras de seguridad que en el jardín, los arbustos se movían. Al mirar detenidamente notó que eran cinco delincuentes camuflados entre los arbustos y de inmediato dio aviso a la policía que la acudió en aquel momento.
Otro motivo de mayor orgullo es que su hija Camila Vásquez, se graduara como profesional en el año 2011. “Mi mamá es una mujer muy trabajadora, a ella le debo mis estudios profesionales pues fue quien me motivo y me ayudó económicamente para terminar mi carrera; admiro de ella su valentía y la buena actitud que tiene en su día a día. También es una mujer consagrada a la religión católica y creo que gracias a esto es que logra cumplir todos sus objetivos” dice su única hija.
Esta historia continúa
“Mi mamá es una mujer muy trabajadora, a ella le debo mis estudios profesionales pues fue quien me motivo y me ayudó económicamente para terminar mi carrera; admiro de ella su valentía y la buena actitud que tiene en su día a día. También es una mujer consagrada a la religión católica y creo que gracias a esto es que logra cumplir todos sus objetivos”
“Ser guardia de seguridad es un empleo muy difícil, pues es poner en riesgo mi seguridad para defender a las personas y el espacio donde trabajo”
La vida de Betty Vásquez es un ejemplo en el contexto social colombiano pues rompe con todo estigma social que impone en las mujeres no emplearse en un ámbito laboral “rudo o difícil” porque creen que no son capaces de asumir riesgos o cargar con mucha responsabilidad, al igual que muchas personas creen que las mujeres sólo sirven para criar hijos y cocinar, pues cada vez que una mujer se atreve a cruzar un límite que se le ha puesto al rol de la mujer, y alcanza con éxito los relatos que esto supone, está aportando para construir una nueva mirada. En lo personal este estilo de vida que implica el cargo de vigilante le ha permitido a Betty Vásquez cumplir ciertas metas, y gracias a la estabilidad que le ha proporcionado tiene un mejor estilo de vida, en este momento su proyecto es lograr una pensión y vivir sus últimos años tranquila.